sábado, 11 de junio de 2016

Contexto Cultural En La Venezuela Actual



La Venezuela actual supera los treinta 30 millones de habitantes, estas persona provienen de todas partes del  mundo,  que vienen de otros países con todas sus costumbres. El momento actual es el resultado de todos los sucesos desde hace mas de 40 años de etapa democrática, cuando sucede el sacudon de Caracas el 27 de febrero de 1989, El cual podemos recordar como un estallido masivo y sorpresivo de violencia popular. Este hecho estremeció a la sociedad venezolana debido al alto grado de popularidad que tenía la figura de Pérez y que se vio expresado en la gran cantidad de votos con los cuales resultó electo y que le daban un amplio margen de acción para su gestión gubernamental. En este sentido, el 16 de febrero de 1989 el recién posesionado presidente de la República Carlos Andrés Pérez, presentó ante el país un programa de ajustes macroeconómicos llamado popularmente "paquete económico", concebido para generar cambios sustanciales en la economía nacional, que incluía una sabida de precios de gran magnitud, en los diferentes servicios públicos.
Ese día la violencia se desbordó al comenzar el saqueo y destrucción de locales comerciales, desde pequeños abastos hasta supermercados; también fueron atacados diversos tipos de locales comerciales, talleres y pequeñas fábricas; y tuvieron lugar intentos de penetrar por la fuerza en áreas residenciales de sectores de clase media y alta. Los actos de violencia del 27 de febrero de 1989 tuvieron un carácter espontáneo; es decir, las acciones no fueron dirigidas por organizaciones partidistas o de otro tipo, y en ellas se combinaron actos violentos de protesta popular, junto con hechos de evidente orientación delictiva. Por otra parte, esta situación se vio agravada a lo largo de enero y febrero de 1989, cuando se desató el acaparamiento y la especulación con los productos de primera necesidad, lo que causó desabastecimiento e inflación.
Dado el carácter simultáneo, masivo, sorpresivo y violento de los acontecimientos del 27 de febrero, las fuerzas policiales regulares se vieron superadas por los mismos, dando la impresión de no saber como actuar ante un fenómeno de violencia social de tal magnitud. En virtud del desbordamiento de la situación, hacia el mediodía del día 28 el presidente Pérez, reunido con el Consejo de Ministros, ordenó a la Guardia Nacional y al Ejército reprimir los disturbios. Igualmente decretó el estado de emergencia, previsto en el artículo 240 de la Constitución de 1961L as Fuerzas Armadas asumieron el control del orden público y se estableció un toque de queda a lo largo del territorio nacional. Como consecuencia de los actos de saqueo que siguieron durante la suspensión de las garantías y la paralización del país, se produjeron enormes pérdidas para los dueños de los locales comerciales y de los transportes urbanos. El balance de pérdidas humanas dejado por los hechos del 27 de febrero de 1989 fue según cifras oficiales de 300 muertos y más de un millar de heridos. Sin embargo, de acuerdo con algunos reportes extraoficiales el número de muertos llegó al millar. La mayor porción de las víctimas de este estallido resultó a consecuencia de la intervención de la Guardia Nacional y del Ejército en el control del orden público, lo sería repudiado y serviría de justificación para los militares que se alzaron el 4 de febrero de 1992.
Por tal motivo, a raíz de los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989, fueron severamente cuestionados los partidos y organizaciones políticas (sobretodo AD y COPEI), al ser presentados como factores contrarios al cambio y sordos a las necesidades de la población, lo cual se evidenciaría en la situación crítica que se experimentó en los años venideros, y que daría paso a dos golpes de Estado en 1992.
Nuestro país actualmente vive una etapa de transición con fuertes cambios, ahora los venezolanos estamos viviendo el desarrollo  tanto económico, social y democrático.
La especificidad cultural se ha logrado con un intenso proceso de transculturación y mestizaje. A un contrastado legado cultural de diversas etnias indígenas con su arte rupestre, cestería, alfarería y una rica tradición oral (en especial en las regiones andinas, en las áreas montañosas del litoral, las sabanas del Llano y las selvas amazónicas) se sumó el extraordinario aporte lingüístico, arquitectónico, de artes decorativas, pintura, orfebrería y mobiliario de los conquistadores y colonizadores españoles, originarios en su mayoría de Andalucía, Castilla y Extremadura.
Ello se matizó con contribuciones significativas en música, artes pictóricas y sentido de lo mágico de viejas culturas africanas. También se enriqueció por otras corrientes culturales de origen antillano y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa. Una discreta arquitectura de origen hispánico puede ser contemplada en los restos de las fortificaciones y cascos antiguos en La Guaira, Puerto Cabello, Cumaná, Maracaibo o Araya.
De especial importancia es el conjunto de admirables casonas coloniales en la ciudad de Coro y las sedes de la Compañía Guipuzcoana en La Guaira y Puerto Cabello. Hay, asimismo, destacados templos antiguos en La Asunción y en Coro, con manifestaciones dieciochescas en los templos de Píritu, Guanare, Calabozo y otras ciudades. Son interesantes los restos de haciendas coloniales en la península de Paraguaná y en los valles de Aragua y Andes. Del siglo XIX se conservan haciendas con grandes patios para secar café y cacao, tanto en los estados andinos como en el noreste del país. Modestas manifestaciones de arquitectura urbana decimonónica se pueden contemplar en Caracas, Macuto, Maracaibo, Barquisimeto y otros núcleos urbanos.
En las regiones petrolíferas de Venezuela irrumpieron manifestaciones culturales de origen estadounidense y de la nueva inmigración de origen español, italiano y portugués. La combinación de altos ingresos económicos y los fuertes lazos con el exterior incentivaron el desenvolvimiento de una arquitectura moderna de alta calidad, alcanzándose las mayores expresiones en la Ciudad Universitaria, en el Centro Simón Bolívar, en el complejo cultural Teresa Carreño, en el Parque Central y en diversas torres espectaculares que expresaron la bonanza petrolera, en especial en el centro y este de Caracas.
Una contribución característica venezolana a la leyenda popular es el llanero o ganadero de las sabanas del llano. El baile nacional, el joropo, y sus respectivos instrumentos populares, tales como el cuatro, el arpa y las maracas, se asocian a los modos de vida del llanero; igualmente, en el litoral central la influencia africana se refleja en los bailes acompañados de tambor y otros instrumentos de origen africano.




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